[ARTÍCULOS] TEXTO SOBRE NAVA DE BÉJAR (DE SALAMANCA PUEBLO A PUEBLO) (1)

A partir de las dos partes del vídeo-reportaje y/o documental sobre Nava de Béjar de la colección de DVD's "Salamanca pueblo a pueblo" (creado y editado por Pedro Villar Producciones, y propiedad también del ya extinto diario el Adelanto de Salamanca), concretamente dentro del DVD número 112 (Espadaña; Añover de Tormes; Nava de Béjar), hemos podido convertir la narración de las dos partes del vídeo-reportaje en texto, para así poder leer en texto la narración sobre Nava de Béjar de este DVD, y así poder tener una visión más concreta de Nava de Béjar con este texto.

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1ª PARTE


Nava de Béjar atravesó las edades media y moderna, formando parte del ducado de Béjar. Dicho municipio se extiende sobre una superficie de 1174 hectáreas y comprende zonas de monte, pasto y peñascales, localizándose en el sector meridional las cotas más elevadas, en torno a los mil doscientos setenta metros.
Nacida como aldea a comienzos de la baja edad media, Nava de Béjar consolidó su carácter de núcleo de población, a partir del siglo trece, incorporándose a la tierra de Béjar. En el año 1216 Nava de Béjar, como aldea perteneciente a la tierra de Béjar, pasó a depender eclesiásticamente del obispado de Plasencia, por decisión del papa Honorio III, y esto sería ratificado por el rey Fernando III (el santo) en el año 1221. Posteriormente otro papa, Gregorio IX, confirmaría la adscripción de Nava de Béjar y las restantes aldeas al obispado de Plasencia. Debido a su situación, relativamente próxima a la provincia de Ávila, el término de Nava de Béjar contó con fortificaciones durante los primeros siglos de la baja edad media.

De hecho en el extremo septentrional del municipio que nos ocupa, justo en el límite con terrenos de La Calzada de Béjar, se alzaba una atalaya defensiva a escasa distancia de otras similares, localizadas en los aledaños del término de Nava de Béjar.
En el siglo xv fue preciso establecer una serie de ordenanzas para todo el territorio de Béjar. En el año 1479 fueron aprobadas por el concejo. En la oportuna reunión de representantes de los distintos lugares participó Juan Muñoz, en nombre de la Nava de Béjar. A través de las citadas ordenanzas se dispuso entre otras cosas que cualquier vaca, de cualquier vecino, que entrase en los cultivos de cereal desde el día de la siembra hasta el primer día de marzo tendría una penalización de una cuartilla de pan, que sería ya de trigo ya de centeno, conforme a la clase de cultivo que el animal hubiese  invadido. Con algunas matizaciones también había apenas por la entrada de otras clases de animales en los cultivos. Además tanto en la Nava de Béjar como en los demás lugares se prohibía que en caso de contraer matrimonio los padres de los novios se les diesen botonaduras que no fuesen de plata. En fin, otras disposiciones obligaba a todo vecino residente en el pueblo a contribuir con prestaciones de trabajo gratuitas para ayudar a las personas que quisiera levantar casa en el mismo.

Únicamente quedaban exentos de semejante obligación los clérigos y los hidalgos. En el año 1591 Nava de Béjar tenía una población de 74  vecinos, de los cuales tres eran hidalgos. A mediados del siglo xv el término de Nava de Béjar tenía, según el catastro de ensenada, una extensión de un cuarto de legua de norte a sur y tres cuartos de legua de este a oeste, con una circunferencia de una legua.
El terreno era de secano y en él se cultivaba centeno, lino y linaza aprovechándose además el monte y el pasto para el mantenimiento del ganado. Se hallaba dividido en tres hojas llamadas del miarquero, de los.


2ª PARTE


Anillos y de los lomos respectivamente. Todo el término comprendía mil fanegas de terrazgo, pasto, montes y demás, de las cuales 400 fanegas eran de pasto inútil, de cuarta calidad. La población se componía de 70 vecinos. El casco urbano constaba de 75 casas.
Anualmente, el vecindario de Nava de Béjar pagaba 4 reales al alcaide de la cárcel de Béjar, 50 reales al predicador que acudía a Nava por cuaresma, 30 reales al alférez de Béjar por el registro de armas, 19 reales por tres romerías que tradicionalmente se hacían en Béjar, 13 reales al duque por el nombramiento de justicia.
Había además otros gastos por parte del concejo de Nava de Béjar en concepto de alojamiento de pobres y estudiantes que pasaban por el pueblo. No había médico ni boticario, pero sí un cirujano que residía en la Cabeza de Béjar. También había un herrero y un escribano.

El transporte de mercancías lo llevaban a cabo 9 arrieros con sus correspondientes caballerías mayores, quienes llevaban lino y otros productos desde la Nava y otros pueblos comarcanos hasta Salamanca, de donde traían trigo. A finales del siglo xvII Nava de Béjar tenía 426 habitantes. A mediados del siglo xix la población era de 272 habitantes, y se había reducido en más de un tercio, respecto de la que tenía a finales del siglo anterior. Hacia el año 1846 el casco urbano constaba de 80 casas, incluyendo la del Ayuntamiento, en la que se encontraba la escuela y la cárcel. A dicha escuela concurrían cuarenta alumnos de ambos sexos.

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En aquellos años el vecindario se surtía de agua de tres fuentes. Dos veces a la semana se recibía el correo desde Béjar. El terreno era de mediana calidad y producía trigo, centeno, patatas, garbanzos, lino y legumbres. En la dehesa y el monte del término se mantenían diversas cabezas de ganado lanar y vacuno principalmente.

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La iglesia parroquial se hallaba dedicada a Santo Domingo de Guzmán, y además había una ermita en la que se rendía culto a San Antonio de Padua.

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En el periodo comprendido entre los años 1900 y 1910 la población de Nava de Béjar llegó a los 586 habitantes, siendo la más elevada de todo el siglo xx. A partir de entonces se produjo un paulatino descenso, que se acentuó desde comienzos de la década de 1950 cuando alcanzó los 536, quedándose en 254 en la década siguiente, y reduciéndose a 145 a finales de la década de 1970. Según Domínguez Garrido, Nava de Béjar es, junto con Navacarros, la Hoya, Valverde de Valdelacasa y Peromingo, uno de los municipios de la Sierra de Béjar que entre los años 1970 y 1981 perdió hasta el 43 por ciento de su población, situándose en palabras de dicho autor al borde del agotamiento de sus recursos demográficos.

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En el término de la Nava se explotaban canteras de piedra. Había una tahona y un taller de fabricación de carros. Los niños recibían enseñanza primaria en dos escuelas. Las principales fiestas patronales se celebraban el 4 de agosto, en honor a San   Bartolomé.

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En la plaza de Nava de Béjar han destacado desde mucho tiempo atrás varios negrillos seculares, rodeados de grandes piedras, que llamaron la atención del padre Morán Agustino, quien se refirió a las antiguas costumbres que tenían los habitantes ibéricos de reunirse en asamblea alrededor de dichos árboles.

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FIN

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